dijous, 28 de juliol del 2016

Cosas de prioridades

Ayer en el Parlament català se aprobó el inicio de desconexión con el estado español, en mi humilde opinión a muchísimos catalanes acaban de subirnos a empujones  a un camión sin frenos y cuesta abajo.
Se habla de crear una Seguridad Social propia. Dos preguntas aparecieron rápidamente en mi cabeza: ¿con qué dinero? y si por un suponer, el dinero no es problema ¿por qué no arreglamos primero lo que hay?.
No es que lo que hay sea para tirar cohetes, listas de espera quilométricas, poco personal, falta de atención a las personas con movilidad reducida, bajos niveles de profesionalización (no tanto por calidad como por atención)... pero al menos la infraestructura está, y como dice un amigo mío si ya está inventado no perdamos más tiempo.
Además para construir un país estamos confiando en un partido con la sede embargada, que no quiere ver los casos de corrupción (Millet, Prenafeta, Pujol...) que le afectan y los atribuye en su mayoría a ataques contra la bandera, y en otro que habla mucho de los abusos del gobierno español, de lo que nos roban  y ellos siguen jubilando a sus parlamentaris a los 51 y con un sueldo indecente y de por vida (yo también quiero ser Heribert Barrera). Y de la CUP mejor no digo lo que pienso.
En serio, con la que está cayendo ¿dónde vamos? o mejor dicho ¿dónde nos llevan?.

dimarts, 12 de juliol del 2016

Cosas de las decepciones

Como votante del PSC de toda la vida, por lo menos hasta las pasadas elecciones, y felipista hasta la médula, ahora cada vez que oigo unas declaraciones suyas me da verdadera pena, ¿dónde estás Felipe?, ¿que han hecho los años contigo?.
La campaña electoral del 82 fue brutal, allí también escuchamos de la oposición el mensaje de "cuidado con elegir a  González, porque dirige a las hordas rojas" y lindezas por el estilo, pero entonces que salíamos de una dictadura de 40 años, seguida por un gobierno de derecha y de centro-derecha, era más o menos lógico, pero ahora en las del 20D que el mismo Felipe mandara un mensaje del miedo sobre Podemos, tildándolos de querer romper España, de hundirla económicamente, etc., y esta semana expusiera la necesidad de que el PSOE facilitara otro gobierno de Rajoy y su PP ya me ha roto un mito definitivamente.
Me lo esperaba de Bono pero nunca de él, ya sé que la edad hace sentar la cabeza, quizás también haya influido el título nobiliario, las condecoraciones, la entrada en la jet o las consejerías de multinacionales, pero ¿quién eres?, ¿te han abducido?......
Devuelveme a mi Felipe, éste de ahora aznarea.

divendres, 25 de març del 2016

Cosas de la información

Me considero una persona informada, me gusta saber qué pasa y sobre casi cualquier tema, pero llega un punto que la información se convierte en otra cosa (siempre desde mi punto de vista), algo retorcido, casi enfermizo.
El ejemplo perfecto lo tenemos cuando ocurre una desgracia como ahora con lo del atentado en Bruselas, me interesa saber quién lo hizo, si le han cogido, por qué lo han hecho, incluso imágenes de cómo ha quedado el lugar u opiniones de los testigos en el lugar de los hechos....pero llega un momento que creo que se pasan, parece una carrera de a ver quién enseña la imágen más truculenta o la que más puede herir los sentimientos del telespectador. ¿De verdad para estar informado hace falta ver a una niña llorando en el aeropuerto rodeada de cascotes llamando a mamá?.
A lo mejor soy demasiado sensible, sí, mi grado de empatía está por las nubes, pero sencillamente a mí me parece que  esa sobreinformación es cuestión de share  y a veces raya (PARA MI) en el malgusto e incluso llega a ser inmoral.
Pero bueno...para gustos los colores.

dimecres, 2 de març del 2016

Cosas de los sofocos

Mi edad actual, los 55, tiene cosas buenas y malas, ¿lo mejor? ....sin duda, que sigo aquí con la cabeza en su sitio y funcionando.
Clasificaría como buenas: que ya he aprendido a pasar, a vivir a mi ritmo y sobre todo a que la opinión de los demás sobre mí me importe nada o menos (o sea, para ser clara, una mierda).
Lo peor, los sofocos, estoy hasta el kiwi de sofocos. Si creeis que la menstruación es un asco, esperad a que se acabe. Igual estoy en medio de una reunión o de una comida y, zas!, la cara se me pone color remolacha y empiezo a sudar como si no hubiera un mañana y lo que no puedo es explicarle a mi interlocutor lo de mis sofocos, o sea  que respiro hondo y espero que no se note mucho (la esperanza es lo último que se pierde).  Y los cambios de humor también son la pera, en un día puedo pasar de llorar con el anuncio del Mimosin a comportarme como una sociópata, una fuente de racionalidad vamos.
Pero bueno, ésto pasará, como todo, aunque de momento me está j......... bastante.
Os dejo que me acaba de dar un sofoco..........me c.... en los estrógenooooos. 
 
 


dilluns, 8 de febrer del 2016

Cosas del punto de vista


Para los que usamos silla de ruedas, la expresión “todo depende del punto de vista”  no sólo tiene un carácter semántico, sino que la podemos interpretar literalmente.  Porque nosotros nos enfrentamos al mundo desde nuestro asiento, o sea más o menos, 1 metro  20 centímetros.

Eso quiere decir que:

  • Normalmente, cuando alguien se dirige a nosotros no le hablamos a la cara (a no ser que miremos al tendido), le hablamos al ombligo. Somos maleducados?  No……… somos discapacitados.  Hablar con el ombligo de otro tiene sus ventajas y sus inconvenientes, por ejemplo  se nos da fatal interpretar el lenguaje gestual, puede ser porque los ombligos tienen poca expresión o igual no le ponemos interés, ves a saber. Por otra parte, puede ser una ventaja, porque tu interlocutor tampoco sabe la cara que estás poniendo. Eso si vas sola, porque si vas con acompañante, la mayoría de veces no hablan contigo, hablan con el que va a tu lado, lo cual fastidia bastante porque es como  si no existieses, como si tuvieras que gritar para que notasen que estás presente “eh, que estoy aquí abajo”.
  • Delante de los mostradores somos como una coronilla que habla y aquí tenemos dos soluciones, o bien  te alejas un poco del mostrador para que te vean y acabas hablando en voz alta y al final te oyen todos menos el que te ha de atender; o bien empiezas a hablar con cuello de grulla, lo cual, creedme no es fácil ni cómodo y a menudo con esa postura (antinatural) es posible que no te entiendan.
  • Si alguna vez, yendo por la calle, no saludamos, no es mala educación (vale, a veces sí... ir en silla no es sinónimo de majete), sencillamente no os hemos visto. No es que vayamos pensando en las musarañas (que a veces también, como todos), es que no solemos ir por la calle cara al sol (perdonad el símil franquista, es sólo un recurso), eso de estirar el cuello lo dejamos para los mostradores. Que si no miramos por donde vamos acabaremos pisando alguna mierda de perro y, disculpad pero no empadurnar las ruedas es más importante que saber quién va o quién viene.
  • En el caso de querer ver un desfile también lo tenemos claro, a no ser que te dejen ponerte en primera fila (y las buenas maneras no son trending topic, a ver si te crees que encima que puedes verlo sentado vas a estar el primero) acabas viendo un río  interminable de culos (y si al menos los culos valiesen la pena, mira…… pero de esos no suele haber) y pies. Después no os extrañe que finalmente desarrollemos una manía persecutoria con los tobillos.

Para que os hagáis una idea, es como si vivieseis en un planeta en el cual la persona más bajita fuese Pau Gasol. Incómodo, no? Pués ahí vivimos nosotros y, de una forma u otra, nos vamos adaptando con paciencia y, en ocasiones, buenas dosis de humor (en mi caso, otros emplean la mala leche). 

dijous, 4 de febrer del 2016

Cosas de la edad

Probablemente con la edad (y aunque ni yo me lo crea, ya he pasado el medio siglo) me he vuelto más intransigente, a veces ya digo cosas como "cuando yo era joven teníamos valores, ésto no pasaba..." y cosas así que también decía mi madre cuando yo  era joven.
 
Lo cierto es que hay situaciones que antes no me importaban y ahora no puedo con ellas, como: 
  • No desconectar el móvil en reuniones, clases, conferencias...a ver, si hasta hace diez años no estábamos perpetuamente localizables y sobrevivimos, ahora también podemos, y si una llamada es vital, siempre te queda el modo vibración.
  • Estar comiendo con alguien que no deja de controlar o responder los mensajes de  whatsApp, sms o comprobar las entradas del facebook, es una forma de ningunear al/los acompañante/s, les demuestra que no son lo bastante interesantes como para dedicarles el tiempo que dura una comlda.
  • Andar por la calle más interesado en tu móvil que en lo que hay alrededor... a ver, no es lógico que yo (con mi silla elèctrica) haya de vigilar no pasarle por encima a nadie (aunque a menudo, he deseado comerme un tobillo), eso se ha de controlar desde las dos bandas, transeunte y usuario de la silla.
  • Comenzar a comer recien puesto el plato en la mesa, sin esperar a que todos los comensales puedan empezar también...parece que tengan prisa no vaya a ser que alguien se lo quite.
Veis? todo basado en conceptos antiguos como la educación, el respeto, las buenas maneras o el protocolo, ya os he dicho antes que tengo una edad que me permite ser anticuada.
Está claro que hemos ganado en tecnología, que el grado de información que podemos obtener es monstruoso,  que nuestras libertades también se han incrementado en este medio siglo...pero ¿ha de ser a costa de nuestros antiguos conceptos?