dilluns, 8 de febrer del 2016

Cosas del punto de vista


Para los que usamos silla de ruedas, la expresión “todo depende del punto de vista”  no sólo tiene un carácter semántico, sino que la podemos interpretar literalmente.  Porque nosotros nos enfrentamos al mundo desde nuestro asiento, o sea más o menos, 1 metro  20 centímetros.

Eso quiere decir que:

  • Normalmente, cuando alguien se dirige a nosotros no le hablamos a la cara (a no ser que miremos al tendido), le hablamos al ombligo. Somos maleducados?  No……… somos discapacitados.  Hablar con el ombligo de otro tiene sus ventajas y sus inconvenientes, por ejemplo  se nos da fatal interpretar el lenguaje gestual, puede ser porque los ombligos tienen poca expresión o igual no le ponemos interés, ves a saber. Por otra parte, puede ser una ventaja, porque tu interlocutor tampoco sabe la cara que estás poniendo. Eso si vas sola, porque si vas con acompañante, la mayoría de veces no hablan contigo, hablan con el que va a tu lado, lo cual fastidia bastante porque es como  si no existieses, como si tuvieras que gritar para que notasen que estás presente “eh, que estoy aquí abajo”.
  • Delante de los mostradores somos como una coronilla que habla y aquí tenemos dos soluciones, o bien  te alejas un poco del mostrador para que te vean y acabas hablando en voz alta y al final te oyen todos menos el que te ha de atender; o bien empiezas a hablar con cuello de grulla, lo cual, creedme no es fácil ni cómodo y a menudo con esa postura (antinatural) es posible que no te entiendan.
  • Si alguna vez, yendo por la calle, no saludamos, no es mala educación (vale, a veces sí... ir en silla no es sinónimo de majete), sencillamente no os hemos visto. No es que vayamos pensando en las musarañas (que a veces también, como todos), es que no solemos ir por la calle cara al sol (perdonad el símil franquista, es sólo un recurso), eso de estirar el cuello lo dejamos para los mostradores. Que si no miramos por donde vamos acabaremos pisando alguna mierda de perro y, disculpad pero no empadurnar las ruedas es más importante que saber quién va o quién viene.
  • En el caso de querer ver un desfile también lo tenemos claro, a no ser que te dejen ponerte en primera fila (y las buenas maneras no son trending topic, a ver si te crees que encima que puedes verlo sentado vas a estar el primero) acabas viendo un río  interminable de culos (y si al menos los culos valiesen la pena, mira…… pero de esos no suele haber) y pies. Después no os extrañe que finalmente desarrollemos una manía persecutoria con los tobillos.

Para que os hagáis una idea, es como si vivieseis en un planeta en el cual la persona más bajita fuese Pau Gasol. Incómodo, no? Pués ahí vivimos nosotros y, de una forma u otra, nos vamos adaptando con paciencia y, en ocasiones, buenas dosis de humor (en mi caso, otros emplean la mala leche).